sirve al honor de Dios, satisfaciendo las condiciones para la salvación: también ofrece a la conciencia del creyente “pacífico reposo y serena tranquilidad”.53 Como dice Romanos 5:1: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Éste es el corazón y alma de la piedad. Los creyentes no tienen que preocuparse de su estatus para con Dios, porque son justificados por la fe. Saben renunciar voluntariamente a la gloria personal y aceptar su vida cada
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